La educación comienza en la vocación.

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Antes de nada aclarar que este artículo es un forma de expresión personal, por favor, si alguien no está de acuerdo con mi opinión, ruego mil disculpas.

Por propia experiencia me he sentido desplazado. Por propia experiencia he visto como profesionales de la educación abandonan toda su vocación y cumplen con su cometido «machista» en la sociedad. Voy a ser claro, hace algun tiempo ya, quise simultanear mis estudios con algun trabajo agradable, que se relacionara con mis gustos y estudios. Me arme de valor, cogí los curriculums que tengo para estos casos, y salí en busca de una guarderia que quisiera escucharme. Para acompañarme, la novia de mi compañero de piso me dijo que lo haría. Y esta es, tan dura como suena, la cruda realidad. Llegamos a la guardería. Cuando le explique mi caso y le presente mi curriculum, la jefa de recursos humanos me dijo literalmente «eres hombre y no sirves tanto para educar a niños pequeños como una mujer». Cual fue mi sorpresa aun mayor cuando a esta premisa aplastante le añadió: «pero tu amiga si que me interesa, le gustan los niños». Cabe explicar en este momento que mi amiga estaba cursando un Ciclo de Administratrivo.

A estas alturas puedes pensar que fue una experiencia fortuita, una casualidad que no se debería repetir, pero lamento decirte que no es así. Incluso puedo meter la yaga en el dedo, pues he escuchado comentarios de todo tipo y personas, incluso profesores  que afirman que Educación Infantil es una labor de mujer. No tengo palabras para expresarme. Incluso estudiando y comprendiendo aquel contrato de la maestra que se estilaba en 1923, aun sigo viendo una falta de valores que está sumergida en la conciencia global de la sociedad actual, sin duda, machista.

Mis compañeros (ojo, en masculino) de clase pueden sentirse igual cuando estando en clase se nos trata en femenino. No estoy haciendo una alegoria al sexismo, pero solo quiero dejar claro que nosotros tambien podemos sentirnos inferiores, y no solo por la minoria que somos, sino por los valores que se nos inculcan. Seamos justos, vamos a equipararnos de igual a igual, quitemos la barrera pro-sexista de un único sexo.

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